miércoles, 14 de noviembre de 2012

Próxima estación: Otoño


Dicen los psicólogos y la gente entendida, que el otoño es una de las épocas del año en que la gente se deprime más, al parecer no solo son las hojas de los árboles las que se caen, sino que también nuestros ánimos. Lejos de querer caer como las hojas, decidí salir aquella noche con un amigo, a un local que nos habían dicho que estaba frecuentado por gente joven y que esperaba que me hicieran volver a sentir el calor de un verano que ya quedaba a mis espaldas.

Llegamos a nuestro destino, y aquel paraíso prometido dejaba mucho que desear... gente joven si que había... pero demasiado joven incluso diría, así que una vez más, nuestro mejor aliado fueron las copas.

Tras pasar un rato y con 3 copas en el cuerpo se nos ocurrió irnos del país de los fan de Lady Gaga para ir a una sauna gay, jamás habíamos pisado una ellas y la curiosidad (acentuada por el alcohol) nos hizo ir a descubrir nuevas fronteras.

Entramos algo nerviosos sin saber muy bien que nos encontraríamos, y nos dirigimos a unas taquillas donde veíamos que la gente se desnudaba y únicamente se quedaba con una toalla enrollada en la cintura... nosotros hicimos lo mismo, y seguimos unas flechas que indicaban el camino hacia “la sauna”, y tras pasar por una bocanada de vapor, aparecimos en el mismísimo cielo...

Siempre había tenido la sensación de que en estos sitios solo asistía gente mayor o poca agraciada que les resultaría difícil ligar, y por lo visto estaba del todo equivocado... Allí vivía la mayor concentración de Dioses, Tritones, Adonis, y de todos aquellos hombres perfectos de fábulas que pudiera imaginar. Roces, miradas, la mano suelta de alguien... todo ayudaba a volver a sentir en mi, el calor extremo de un medio día de Agosto, ¿quién se podía acordar que era otoño?, estaba claro que allí no caían las hojas, ni los ánimos, ni mi toalla... que se levanto y no había forma de poder bajarla viendo aquel sexo y erotismo que me envolvía, estaba nervioso, alucinado, algo confundido, incluso llegue a perder una de la chanclas que llevaba, así que sonrojado de mi situación, y por las altas temperaturas de las saunas, jacuzzi, y baños árabes que pude ver, volví a mi taquilla para vestirme e irme de aquel sitio lo antes posible.

Tras salir de la sauna no podía dejar de pensar en aquel sitio, ¿era decente algo tan bueno?, era como si hubiese estado metido en la más tórrida de las películas porno gay jamás vista, aunque con un toque Dinsey, perdí uno de mis zapatos como Cenicienta, aunque si hubiera vuelto a buscarlo no me hubiera encontrado un príncipe encantador que me lo encajara en el pie, si no un Adonis perfecto que me la hubiera encajado en el culo, y no el zapato precisamente.

Y en medio de la calle, volví agradecer sentir el frío aire que corría en aquellas horas de la noche en mi cara, y notar que el único calor que tenia en mi, era el de mi abrigo y bufanda.

Lu.

miércoles, 11 de julio de 2012

Bajo el mar


Tumbado encima de la cama aquel sábado tarde en ropa interior antes de emprender una salida nocturna y disputando un combate conmigo mismo de que ropa me pondría, no paraba de pensar en aquello que dicen muchas personas que los 30 añeros somos las personas más guapas e interesantes..., y yo, sin saber que ponerme y contemplando mis patas de gallo más pronunciadas que nunca, tenia la sensación de aquella era una afirmación de lo más errónea.

Tras estar una temporada algo retirado de el mundo de la noche y de los saraos, decidí salir con unos amigos a uno de esos locales que se había reinventado a si mismo y ahora era la última moda, un garito que disponía de un playa artificial y piscinas donde la gente más atrevida y sin complejos se bañaba a sus anchas.

Me senté contemplar en panorama que me rodeaba sin dejar de estar sorprendido por la cantidad de colores incombinables y complementos, que veía en forma bañadores, trikinis, y de más piezas de baño que habían evolucionado hasta tal punto, que ni siquiera yo sabía nombrar... llevados siempre por jóvenes 20 añeros cuyos cuerpos parecían haber sido esculpidos con cincel y con una gran carencia de estilo y sensibilidad para los 30 añeros que les observamos.

Mientras disfrutaba sentado de un Martini blanco y de la brisa fresca que corría se me acerco un chico, empapado, ya que acababa de salir como un Dios marino de las profundidades de la piscina, y me pregunto que que hacia allí tan solo (mis amigos estaban en la barra pidiendo otra ronda), y casi antes de contestarle con un pequeño hilillo de baba cayéndome de la boca ante tal adonis, me pregunto que si me quería bañar con en el en la piscina, y mientras se pasaba su mano por encima de su pecho me dijo: Hace mucho calor nene, aunque si te metes en el agua conmigo tendrás más...” No sabía si reír o llorar ante aquellas palabras, una combinación de prepotencia y poco tacto pero que hicieron que me quedara mirando fijamente aquel cuerpo de portada mientras en mi mente sonaba una música celestial imaginándome como podría ser aquel baño y como podría llegar a acabar aquella situación... aunque seguía sin saber que contestar, y de repente...  antes de hacerme de rogar un poquito (no quería ser un chico fácil) ¡le dio por echar un escupitajo!, y la música celestial paro de golpe...
Me quede algo desconcertado (y asqueado) con aquella situación, así que con una leve sonrisa le dije:
-Lo siento, pero no he traído bañador
-Yo tengo otro en la taquilla
No quería ni pensar como debería ser el otro bañador que tenia en la taquilla después de ver el bañador “Marco paquetti” de color blanco con alguna transparencia y brillos que llevaba puesto el y del que podía hacerme hasta una idea del diámetro de su prepucio, y mi mente tampoco estaba preparada para imaginar mi cuerpo 30 añero en un modelito de tal calibre...
Así que insistí en que no, después del escupitajo la visión de aquel Adonis me cambio totalmente
-¡Pues tu te lo pierdes viejo!
Y así fue como aquel Tritón del principio y del que me quede sin saber su nombre, poco después de las 00:00h, se convirtió, no en calabaza, si no en el mayor de los gilipollas.

Decidí ir a buscar a mis amigos a la barra después de haber vivido aquella “aventurilla”, y ellos me los encontré intentando pedir en la barra, no les prestaban atención los chavales que servían en ella, ¿A quien hay que tirarse para que te atiendan aquí? Dijo uno de ellos, ¡Eso es lo que te gustaría a ti!, estaba claro que aquella noche y aquel lugar no estaban echos para nosotros, así que poco más de la 01:00h decidimos que ya era hora de que estos carrozas se fueran a dormir.

Lu.


martes, 6 de marzo de 2012

Hombres Lobos


Una vez escuche en un programa de radio a altas horas de la madrugada, como decían que cuando llega la noche nuestro físico se esconde y que nuestras almas se abren. Que de noche es cuando se suele tener las conversaciones más sinceras y apasionadas… cosa me pareció algo curioso cuando solo llamaba gente explicando casos de malos tratos o de practicas sexuales de lo más extrañas…

Aquella noche mientras escuchaba esas palabras por la radio solo me dio por mirar por la ventana y sentir pena por comprobar  que no había luna llena para que despertara algún hombre lobo ansioso que me comiera todo entero de arriba a abajo…  así que ante la ausencia de este,  me conecte a Internet  para entrar en una de esas redes sociales donde normalmente solterones de 30 o más colgamos fotos para ver si alguien interesante se fija en nosotros. ¡Tenia un mensaje!

Javier, tenia 32, solo un año más que yo, y aunque no podía verle la cara, si que podía ver un chico alto y con muy buen cuerpo, que para aquella noche sin luna llena ya me estaba bien. Tras un mensaje divertido y de lo más ingenioso me dejo su dirección de mail para poder ir hablando con el.

Las conversaciones con el empezaron a ser frecuentes y diarias, cada día me divertía más sus ingeniosas charlas  y su sentido del humor, y aun teniendo  los teléfonos respectivos jamás nos llamabamos, solo vía mail, entre otras cosas por mi parte pensé que la distancia haria que jamas nos conociéramos, y  así fueron pasando los meses…

Un sábado de lo más aburrido me decidí llamarle para hablar un poco con el y escuchar su voz, y la grata sorpresa fue que estuve toda la conversión sin parar de reírme. Me comentaba que esa noche iba a una cena y que después saldría a tomar una copa por Barcelona, y me propuso de ir con el… y sin pensármelo dos veces, me vestí, cogí el coche para realitzar casi 200 km, y me fui dirección Barcelona.

Entré en la discoteca que habíamos quedado, un lugar que simulaba un museo, y entre cuadros con pinturas que eran una mezcla de retratos de Rosy de Palma y transexuales mal operados, apareció el, mas guapo de lo que me imaginaba, alto, bien vestido, y con una copa en la mano que me ofreció, y tras unas horas de charla y de risas, termine en su casa, y aunque no lo marcara el calendario lunar, aquella noche salio la luna llena en su habitación solo para mi, haciendo que aquel lobo sintiera un hambre voraz.

A los 30 después de tener buen sexo y  buenas charlas con alguien, te empiezas a plantear  que quizas puedes tener  una relación más seria y larga, quizás por lo difícil que resulta encontrar alguien con ésta combinación y por las ganas de estar emparejado,  pero en este caso concretamente, tras algunos fines de semana después de aquel despertar del hombre lobo, la buena química hizo que Javier sintiera miedo como nunca de todo lo que pasaba, y yo descubrí que Javier en realidad no era más  que una oveja con piel de lobo, y utilizando el teléfono, me mando un sms dando por finalizado todo.

Nunca he leido ninguna versión de el clasico del hombre Lobo donde éste saliera sin luna llena o dominara tan bien las nuevas tecnologias, però en todas ellas tienen un denominador comun,  sus víctimas terminan mal, vía sms, o por el peor de los zarpazos...

¿será verdad que los hombres lobos auténticos solo salen en luna llena?


Lu.

viernes, 20 de enero de 2012

Mujercísimas


Nunca he llegado a entender a todas aquellas personas empeñadas en Felicitar las fiestas Navideñas con fotos suyas o de sus bebés vestidos de papa Noel, o peor aun, con las astas del reno Rudolf puestas… esto en el mejor de los casos, porque todavía no me puedo sacar de la cabeza la felicitación que recibí hace tiempo de unos amigos en el que iban vestidos de Batman y Robin… ¿Hay alguna parte de la Biblia que no me enseñaron en el colegio?

Pasadas éstas fechas, uno ya puede volver a tomar aire fresco, hacer dieta, y seguir con su vida normal y con su mal humor sin tener la presión de fingir una sonrisa de oreja a oreja entusiasmado con el reflejo de las luces navideñas, ya que parece que dichos días todos tenemos la misión de ser felices y estar contentos.

Para mi, la Navidad dejo de ser una etapa feliz a partir de los 30, para convertirse en un deporte casi olímpico de lo más esperado… el de criticar y observar
He conseguido cambiar la visión de aquellas comidas y cenas interminables de desmesuradas cantidades de comida, que paradójicamente sirven para celebrar que el niño Jesús nació en un establo totalmente desamparado, para poder criticar y analizar las situaciones tan divertidas que suceden en estos acontecimientos y que antes siempre me pasaban desapercibidas.

En la última comida que me invitaron en casa de unos amigos puede ser testigo de primera mano de varias escenas cómicas. La primera de ellas fue cuando uno de los familiares que hacia un año que no veían(desde las últimas Navidades) quedaba embobado viendo las fotografías que tenia expuestas la anfitriona de la fiesta en el comedor de la casa, vi, como halagaba lo bien que estaban en esa foto que se habían echo en la última boda que habían asistido, y la anfitriona, asintió con la cabeza orgullosa de esa foto, de lo que no se dio cuenta es que 2 minutos más tarde, ese mismo familiar le señalo con el dedo a su pareja la foto citada y con una semi carcajada le comento: -Que foto tan horrenda, ella sale mirando ‘pa Cuenca’ y el se nota que no esta acostumbrado a llevar traje. A lo que el cónyuge le contesto: - si no tienen ni un duro. Es una exhibición de ostentosidad. Era gracioso que aquello lo dijera una “mujercísima” que no se había sacado de encima el abrigo de pieles que llevaba desde que entro en la casa, y eso que la calefacción estaba puesta a 25º por parte de un ataque de esplendor de la matriarca.

Durante la comida (ellos bien vestidos y ellas con sus perlas y sus joyas), hablaban de lo mal que esta el trabajo y la economía, ¡maldita crisis! Exclamo uno de los comensales, pero repito, ellos iban bien vestidos, y ellas con sus perlas y sus joyas, ¡sin olvidarnos de la del abrigo de pieles!, que en un acto de humildad se lo saco para comer.

Llego la sobremesa y habíamos acordado con anterioridad hacer un sorteo donde cada uno le tocaría hacer un regalo a otro de la mesa, sin que éste pasara de los 10€. Cada cara al abrir su regalo era un poema, ¿Qué esperaban que les regalaran por 10€?.
Empezó la matriarca de la casa, que al abrir su regalo quedo deslumbrada por una extraña figurita de cristal sin forma determinada que claramente se había comprado en unos “chinos”, aunque el envoltorio fuera una caja de Swarovski, con una sonrisa más que forzada lo acepto, y aunque en principio nadie tenia que saber quien hacia el regalo a quien, todos quedamos simulando la misma sonrisa más que forzada sin pronunciar palabra hasta que María (la del abrigo de pieles), dijo: ¡que bonito!, eso a tenido que costar mucho más de 10€. Estaba más que claro quien hizo aquel regalo…

La misma escena se repitió con todos, con regalos como un abre nueces en forma de ardilla, con un cenicero picasiano, y con una gran cantidad de objetos de dudosa utilidad y con muchos brillos… como la Navidad.

De vuelta a mi casa empachado de tanta comida, tanto dorado, tanto Cristo, tantas luces de colores y con una hucha de Nueva York en forma del Empire State Buiding plateado y con brillantes en mis manos, analizaba toda aquella comida y las que previamente ya había tenido durante las fiestas, todas eran iguales, todas eran lardes de cosas que muchas veces ni siquiera nos podíamos permitir.

Ya entrando en mi casa, y al ver que allí no había rastro de cristiandad por ninguna parte ni nada que brillara o simulara la Navidad, me mire las manos que sujetaban mi regalo y empecé a reírme a carcajada suelta, me asome a al balcón para decir adiós a la Navidad de aquel año, y con la situación económica mía por culpa de una hipoteca reciente, también dije adiós al sueño de ir a Nueva York tirando aquella horrorosa hucha desde las alturas, y una vez más, me reafirme en mi pensamiento, la Navidad, si no hay niños de por medio, solo es más que una época para que se deleiten la gran cantidad de mujercísimas que existen esparcidas por este país.


Lu.



visitas