Tumbado encima de la cama aquel sábado
tarde en ropa interior antes de emprender una salida nocturna y
disputando un combate conmigo mismo de que ropa me pondría, no
paraba de pensar en aquello que dicen muchas personas que los 30
añeros somos las personas más guapas e interesantes..., y yo, sin
saber que ponerme y contemplando mis patas de gallo más pronunciadas
que nunca, tenia la sensación de aquella era una afirmación de lo
más errónea.
Tras estar una temporada algo retirado
de el mundo de la noche y de los saraos, decidí salir con unos
amigos a uno de esos locales que se había reinventado a si mismo y
ahora era la última moda, un garito que disponía de un playa
artificial y piscinas donde la gente más atrevida y sin complejos se
bañaba a sus anchas.
Me senté contemplar en panorama que me
rodeaba sin dejar de estar sorprendido por la cantidad de colores
incombinables y complementos, que veía en forma bañadores,
trikinis, y de más piezas de baño que habían evolucionado hasta
tal punto, que ni siquiera yo sabía nombrar... llevados siempre por
jóvenes 20 añeros cuyos cuerpos parecían haber sido esculpidos con
cincel y con una gran carencia de estilo y sensibilidad para los 30
añeros que les observamos.
Mientras disfrutaba sentado de un
Martini blanco y de la brisa fresca que corría se me acerco un
chico, empapado, ya que acababa de salir como un Dios marino de las
profundidades de la piscina, y me pregunto que que hacia allí tan solo
(mis amigos estaban en la barra pidiendo otra ronda), y casi antes de
contestarle con un pequeño hilillo de baba cayéndome de la boca
ante tal adonis, me pregunto que si me quería bañar con en el en la
piscina, y mientras se pasaba su mano por encima de su pecho me dijo:
Hace mucho calor nene, aunque si te metes en el agua conmigo tendrás
más...” No sabía si reír o llorar ante aquellas palabras, una
combinación de prepotencia y poco tacto pero que hicieron que me quedara
mirando fijamente aquel cuerpo de portada mientras en mi mente sonaba
una música celestial imaginándome como podría ser aquel baño y como podría llegar a acabar aquella situación... aunque seguía sin saber que contestar, y de repente... antes de hacerme de rogar un poquito (no quería ser un chico fácil) ¡le
dio por echar un escupitajo!, y la música celestial paro de golpe...
Me quede algo desconcertado (y
asqueado) con aquella situación, así que con una leve sonrisa le
dije:
-Lo siento, pero no he traído bañador
-Yo tengo otro en la taquilla
No quería ni pensar como debería ser
el otro bañador que tenia en la taquilla después de ver el bañador
“Marco paquetti” de color blanco con alguna transparencia y
brillos que llevaba puesto el y del que podía hacerme hasta una idea
del diámetro de su prepucio, y mi mente tampoco estaba preparada
para imaginar mi cuerpo 30 añero en un modelito de tal calibre...
Así que insistí en que no, después
del escupitajo la visión de aquel Adonis me cambio totalmente
-¡Pues tu te lo pierdes viejo!
Y así fue como aquel Tritón del
principio y del que me quede sin saber su nombre, poco después de
las 00:00h, se convirtió, no en calabaza, si no en el mayor de los
gilipollas.
Decidí ir a buscar a mis amigos a la
barra después de haber vivido aquella “aventurilla”, y ellos me
los encontré intentando pedir en la barra, no les prestaban atención
los chavales que servían en ella, ¿A quien hay que tirarse para que
te atiendan aquí? Dijo uno de ellos, ¡Eso es lo que te gustaría a
ti!, estaba claro que aquella noche y aquel lugar no estaban echos
para nosotros, así que poco más de la 01:00h decidimos que ya era
hora de que estos carrozas se fueran a dormir.
Lu.
interesante tu blog
ResponderEliminarpor suerte o por desgracia todos llegamos a pasar por todas las edades a ver que le depara a ese mal educado detro de unos años
te sigo por gfc
mi-blog-by-amo.blogspot.com
Tu narrativa es muy tan interesante como intimista. Te apunto a mi lista y te invito a pasarte por el mío.
ResponderEliminarun saludo!!
David @Kassius9