Y el príncipe encantador derroto al malvado dragón y rescató
a la damisela en apuros encerrada en la más alta torre del castillo… así suelen
transcurrir muchos cuentos. Historias que suelen repetirse dando a entender que
todos los varones son grandes héroes y ellas unas pobres damas en apuros.
En el siglo XXI las damiselas en apuros han dejado de ser un
personaje de ficción para convertirse en personajes reales adoptando una forma y
rol diferentes al de los cuentos, a día de hoy dejan de ser pobres damas, para
convertirse en una clase de personas malvadas (hombres y mujeres) con la única
intención de dar pena a los demás para conseguir sus objetivos.
Las damiselas en apuros de hoy, las podemos encontrar en
muchos sitios, en el trabajo: la que interpreta este papel para dar pena y
compasión a sus compañeros y librarse de tareas duras. En las aulas: las que son
capaces de poner ojos llorosos para que el profesor le tenga piedad a la hora
de puntuar sus notas, y en nuestros círculos de amistad: que son aquellas a las
que todos nos afrontamos con más o menos asiduidad…
Éstas últimas, son una especie que lejos de ponerse en
peligro de extinción como muchas otras, parece que va procreando a un ritmo muy
rápido y que además, con el paso de los años van evolucionando y creando nuevas
técnicas que las hacen ser más imperceptibles a ojos de los demás, capaces de
crear mal ambiente entre amigos y siempre ellas quedando al margen del
conflicto y con el veredicto final de inocentes.
Enfrentarse a una damisela en apuros no me ha sido nunca
agradable, más bien difícil, y no por no tener el vestuario y equipo adecuado,
si no porque siempre han buscado el conflicto cuando hay más gente de por medio
para poder sembrar la duda ante los demás, (jamás se enfrentan a solas con sus adversarios)
no obstante, no puedo negar el sentir rechazo y también admiración por ellas,
ya que la mayoría de veces siempre suelen conseguir que su papel sea aceptablemente
creíble.
Con la experiencia que la vida me ha dado y con el hecho de
haberme afrontado a varias de ellas durante tiempo, ahora, pasados los 30,
detectar a una damisela en apuros me resulta más fácil, y aunque alguna que
otra vez todavía sigo cayendo en sus redes, aquel sentimiento encontrado de
rechazo y admiración solo se ha convertido en un sentimiento de pena, ahora me
doy cuenta que realmente las damiselas en apuros no son más que eternas
aspirantes a actrices de clase b, que su máxima aspiración en la vida es que
algún día la academia de cine se acuerde de ellas para que las nominen a mejores actrices de reparto por sus penosas interpretaciones… ya que jamás llegan a ser actrices principales.
¿Son las damiselas en apuros realmente un problema para mundo?
O quizás por el contrario… ¿somos el problema las personas que nos las creemos?
Lu.
Ei tio! Aquesta vegada només puc dir-te que escrius de puta mare! Molt, molt bé! M'he quedat impressionada!
ResponderEliminarI respecte a les "damiselas en apuros"... se me ocurren algunos nombres! jajaja!
m'encanta :)
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