Las personas jóvenes que viven en localidades costeras y turísticas siempre desean que llegue el verano para ver más moviendo por sus calles, más ajetreo, más variedad de ocio, más variedad de gente… y yo, como no, era uno de ellos.
Cansado de tener relaciones de una sola noche y desesperado por ver caras nuevas, una noche bastante calurosa de finales de Junio había salido a tomar una copa con mis amigos con la única intención de ver a los nuevos rostros veraniegos que se pasearían por nuestras playas durante el verano, y es que aun teniendo más de 30 la ingenuidad me hacia pensar que en cualquier momento se me cruzaría por delante alguien a lo Andrés Velencoso que me aria pasar un tórrido verano con un final en el que comer perdices, aunque en la realidad jamás esto me había pasado.
Fuimos a un local que estaba en pleno auge en aquel momento, que es lo hacía todo el mundo, y “todo el mundo” incluye que a veces te encuentres a gente a la que no te gustaría ver.
Entramos en la discoteca a lo que parecía una velada con clase y con mucha gente, con nuestras copas en las manos y nuestras bikkembergs en los pies, cada uno de nosotros fue paseándose por el local en busca de nuestro final con perdices, a lo que de golpe, escuche unos gritos cerca de la puerta de entrada.
Al acercarme a mirar que pasaba, vi que el portero estaba impidiéndole la entrada de malas maneras a un chico que iba borracho, que para mi sorpresa, era uno de los primeros chicos que tenia apuntado en mi “churri-agenda”
Michael era un chico ingles de treinta y largos años, atractivo, corpulento, y con un encanto que por lo visto también se lo bebió… aun me explico como entre tanta gente y en su estado logro verme de reojo y gritar mi nombre… ¡fue bochornoso! ¡Me sentía como el actor secundario de aquella película de clase b! Y mientras que el portero sujetando a Michael me miraba como pidiéndome sentencia para el, siendo yo por un momento el centro de atención de aquella escena, hice una negativa con la cabeza y sin más, me di media vuelta, sin querer saber nada más de el, y con mirada baja me retire del escenario bebiéndome de un tirón mi copa mientras Michael desaparecía de la discoteca, y de mi agenda.
Tras mi pequeña interpretación y con mi bochorno plausiblemente disimulado fui a pedirme otra copa, cuando de camino a la barra tropecé con Marcos.
Marcos de 30 años, estaba entre los 10 primeros puestos de mi “churri-agenda” aunque fue bajando puestos rápidamente por lo ordinario que resultaba ser hablando y en la cama, pero allí no solo fue correcto, sino que además fue muy educado…, no abrió la boca para nada, sólo bajo una mirada justiciera pidiéndome piedad y silencio, me hizo un gesto con la mano dejándome paso a mi primero para pedir en la barra… Marcos estaba acompañado de su novio…
Una simple sonrisa y un gesto adorable con la cabeza por mi parte fue suficiente para deshacerme de el, y un poco de tipex para borrarlo de la agenda.
Buscando a mis amigos y con algo más de alcohol en el cuerpo de lo recomendado, sin querer tropecé y le tire la cartera a un chico que tenia justo al lado, y tras agacharme para ayudarle a recoger las cosas, levante la vista para disculparme cuando me di cuenta que era Carlos, un chico de 28 años al que había conocido por Internet y que desde hacia meses me insistía para volver quedar, fue cuando se me escapo una sonrisa y pensé que aquella noche quizás no terminaría tan mal.
Tras un breve cruce de palabras ambos asombrados y yo con su DNI en la mano no pude evitar echar una ojeada a la fecha de nacimiento, y… Nacido en 1992, ¡¡tenia solo 19 años!! ¿Por qué me había mentido…? Basto un simple bostezo para excusar mi cansancio y desaparecer de aquel lugar.
Mientras me iba de allí andando por la calle sin haber avisado a mis amigos, no pude evitar en pensar en todo lo que paso aquella noche, había visto pasar por delante mi vida sexual, y era horrible, no había ningún Velencoso.
Aquella noche fue como una representación circense en la que yo era el único espectador, y cada vez que cerraba los ojos escuchaba una música teatral con un domador anunciando el show:
-¡Pasen y vean! Michael, el único hombre capaz de enfrentarse a grandes fieras
- Marcos, ¡el hombre de las dos caras!
-Carlos, ¡el increíble encantador de serpientes!
Por lo visto, en aquel circo de la vida yo no sabia comprar las entradas para ver el espectáculo adecuado…
Lu.
Esta es sin duda la entrada que más me ha gustado!Es muy "Sexo en Nueva York"!! Aunque he de reconocer que todas están muy bien, y que "Por la gracia de Dior" me ha gustado mucho también. Además la descripción de Eli no podía ser más ajustada! Así que a seguir escribiendo que así me voy mentalizando para cuando llegue al número 3!
ResponderEliminar